La flexibilidad es uno de los pilares fundamentales del yoga y un aspecto que muchos desean mejorar al practicar esta disciplina. Ser flexible no solo facilita el movimiento y mejora la postura, sino que también permite una mayor libertad en el cuerpo. La práctica de yoga, a través de sus diversas posturas y estiramientos, contribuye a mejorar la flexibilidad muscular y articular de manera gradual y segura. Esto no solo previene lesiones, sino que también permite un rango de movimiento más amplio, lo que es beneficioso para cualquier actividad física.
Una de las ventajas del yoga es que cada postura puede adaptarse al nivel de flexibilidad de la persona. No importa si eres principiante o avanzado; el yoga ofrece una progresión constante que permite ganar flexibilidad a medida que se practica. Posturas como la «pinza» o el «perro mirando hacia abajo» estiran los músculos de la espalda y las piernas, aumentando gradualmente la elasticidad y aliviando tensiones acumuladas. Además, al mejorar la flexibilidad en las articulaciones y los músculos, el cuerpo se vuelve menos propenso a la rigidez y a los dolores crónicos.
La flexibilidad también tiene un impacto positivo en la vida diaria, facilitando movimientos básicos como agacharse, alcanzar objetos o incluso caminar. En yoga, la flexibilidad no solo es un objetivo físico, sino también una metáfora para la mente abierta y adaptable. A través de la práctica continua, el yoga no solo permite un cuerpo más ágil, sino una mente más receptiva a los cambios y desafíos