En el mundo del entrenamiento de fuerza, tener una base sólida es esencial. Esto no significa solo tener músculos fuertes, sino también una estructura corporal estable que soporte todo tipo de ejercicios. Cuando hablamos de una base sólida, nos referimos a trabajar el «core» o centro del cuerpo. Este área incluye los músculos abdominales, lumbares, de la cadera y la pelvis, todos los cuales juegan un papel crucial en casi todos los movimientos de fuerza. Para levantar peso de manera segura y eficiente, necesitamos que nuestra base sea capaz de estabilizar la columna y mantener el equilibrio.
Muchos atletas principiantes cometen el error de enfocarse solo en levantar más peso sin tener en cuenta la postura y la técnica adecuada. Sin embargo, una técnica incorrecta puede causar lesiones graves, especialmente si se realiza repetidamente. Empezar con pesos más livianos y enfocarse en la forma ayuda a desarrollar una base fuerte, reduciendo el riesgo de lesiones a largo plazo y aumentando la efectividad de cada ejercicio.
Además, el entrenamiento de fuerza no solo se trata de los músculos grandes como el pecho y las piernas. Los músculos estabilizadores también son esenciales, ya que proporcionan el equilibrio y control necesario para realizar movimientos complejos. Dedicar tiempo a ejercicios como planchas, levantamientos de pierna y abdominales mejora la fuerza del «core» y fortalece la base. Al invertir en la base, creamos una estructura que soporta cargas más grandes y permite un progreso continuo en el entrenamiento de fuerza